Una tecnología es innovadora y resuelve las necesidades de los que la usan hasta que aparece la siguiente para resolver las deficiencias que quedaban pendientes. ¿Cuántas veces nos ha ocurrido esto mismo con un dispositivo?, ¿dónde queda lo innovador y la comodidad de usar un walkman existiendo los reproductores de MP3?, ¿Dónde están todos esos despertadores que teníamos sobre la mesa de noche que ahora se ven sustituidos por el móvil?
Todo esto ha ocurrido con las sucursales bancarias frente a los préstamos de capital privado online, sustentándonos en datos como que un 40% de las transacciones bancarias son ya realizadas totalmente online o el más aún demoledor dato (para las sucursales) de que un 32% de los jóvenes de hoy día jamás ha pisado el local de una entidad bancaria.
Lo significativo de todos estos datos es que en este caso no hablamos únicamente de una forma financiera que se ha visto sustituida por otra mejor, sino también de una serie de razones que han abocado a la banca tradicional a quedar desplazada frente a la revolución de los créditos online. Os indicamos cuáles:
Una crisis de credibilidad
La primera razón es política. Se culpa (y no sin razones para hacerlo) a las entidades bancarias tradicionales como causantes de la grave crisis mundial sufrida en los últimos años, hasta tal punto que en el mismo estudio de donde se extraían los porcentajes antes indicados (“the millennial disruption index”), un abrumador 71% de los jóvenes participantes en la macro encuesta (jóvenes millennials: aquellos nacidos entre 1980 y el año 2000) afirma preferir acudir al dentista que a su banco.
Al surgir alternativas creadas desde la iniciativa privada como los créditos online, éstas gozan de mayor popularidad y ofrecen mejores alternativas a este importante núcleo de población desencantada con el papel de los bancos.
Poca adaptación a un mundo instantáneo
Hoy día si quieres comer, puedes conseguir la comida de tu restaurante favorito en casa en tan sólo 30 minutos y a un solo clic de distancia, sin necesidad de mayores esperas, incómodos desplazamientos o romper tu agenda por ello.
En cambio, los bancos no sólo no ofrecen alternativas inmediatas que resuelvan por ejemplo la concesión de un crédito urgente en menos de 24 horas, sino que ralentizan el proceso con una inoportuna burocracia que pocos están dispuestos a soportar.
Entorno poco amigable
La gran mayoría no queremos ir al dentista no sólo por el hecho de que nos puedan quitar un diente o por sus costes, sino porque no es una experiencia “agradable”. Acudes a una clínica donde hay cierta sensación de que “algo te va a doler”, y por ello postergamos todo lo posible el momento de ir.
En el banco ocurre lo mismo… acudimos con cierta pesadumbre de que nos va a costar conseguir lo que queremos, y el ambiente es sobrio, gris y con cierta decadencia en términos generales.
Falta de alternativas
Por último, solicitar 15.000 euros sin un avalista puede resultar misión imposible, más aún si de por medio existe alguna deuda con ASNEF, donde el cierre de puertas está casi asegurado. ¿Qué alternativas nos ofrecen al respecto? Pocas o muy pocas, y casi todas sujetas a condiciones que nos asfixian más que aliviarnos económicamente.
En cambo con una simple búsqueda por internet, encuentras iniciativas privadas en las que encontrar la solución a estos problemas de forma flexible y con varias alternativas.
Por todas estas razones, la banca tradicional sufre una importante crisis en las que las opciones online se abren amplia-mente el paso.
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